por Argimiro
Uno de los recursos
más productivos al escribir cualquier crónica es recurrir a símiles
cinematográficos. Aprovechando mi reciente viaje a Normandía he decidido
escribir una crónica sin relación alguna con gesta deportiva (de la que
carezco, por desgracia, en los últimos meses) y con la que pretendo presentar
ciertas disculpas por haber dejado de lado la labor que se me encomendó.
La razón de tal
desatino ha sido puramente laboral. En los dos últimos meses se han encadenada
diversos compromisos académicos que me han abducido casi por completo. Pero el otro día, previo a mi última
presentación en el Congreso Nacional Venezolano, y con mi espíritu deportivo
francamente dañado, pensé: ¡Argi, cuanto se parece un congreso urológico a un
triatlón! .... ¡venga, presenta ya la última charla y corre a preparar una
crónica para tus amigos, como en los viejos tiempos!…”que a falta de pan,
buenas son tortas”.
Dicho y hecho:
Competimos para
entrenar….presentamos para trabajar
El hecho de estar
apuntado a una competición deportiva es el mayor acicate para cumplimentar a
rajatabla el plan de entrenamiento prescrito (bueno, más o menos). Cuanto
alguien te invita a dar una conferencia la sensación es similar. Cojo mi
calendario y marco (rojo, evento deportivo, amarillo conferencia/congreso).
Sabes que el trabajo diario es la única posibilidad que tienes para que salga
bien y corresponder adecuadamente a tus compañeros de profesión. En el tri,
“entrenas o petas”. Aquí, o estudias o haces el “ridículo soberano”.
8.15h. Recogida de credenciales
Eme aquí en cola,
dispuesto a recoger mi credencial. … ¡ostras, me olvide la licencia!... ¡ufff
menos mal, esto es un congreso y aquí solo me piden el carnet de identidad!. Es
más, aquí no hay fornido triatleta de la organización (o fornida…) que busca con
ahínco tu nombre es un listado. Aquí suele ser una bella azafata sonriente que
te trata con amabilidad (me imagino que si fuera chica me fijaría en algún
azafato, pero no es mi caso).
¡Vaya!…¡también hay
bolsa de regalos!...botellita de licor local y revista científica…“no
tenemos”…responde la azafata ante mi solicitud de camiseta “Finisher Congreso
Venezolano de Urología 2013”: Dicha prenda acreditaría a aquellos urólogos que
aguantaron estoicamente todas las charlas y no desatendieron sus obligaciones en
centros comerciales o playas vecinas (poquitas camisetas tendrían que dar, para
desgracia nuestra).
El
dorsal-credencial, no se lleva en la cintura, se lleva en el cuello, pero
también consta nombre y procedencia. Hablo con el organizador para que me asigne
grupo de edad, pero me advierte que en estos sitios no procede.
Durante este
proceso aprovecho para saludar a antiguos compañeros, forjado también en otras
“batallas”. No os creías que es fácil acudir con regularidad es estos eventos,
pero a todas luces es más fácil que a cualquier triatlón importante. Aquí no
hemos estado pendientes de la pagina web a horas intempestivas, tarjeta en mano
y rezando para que el servidor no se cuelgue para conseguir la ansiada plaza. Y
sobre todo, siempre es muchísimo más fácil negociar con tu jefe de servicio que
con la “jefa” de casa.
8.30h Conferencia de Inauguración.
Aquí de nuevo
salimos ganado en la comparativa
congreso versus triatlón. No hay necesidad de pegarse el madrugón y levantarse
dos horas antes para desayunar, no hay que untarse vaselina (no estaría bien
vista la camisa-corbata manchada en los pezones) y se puede desayunar 20
minutitos antes de empezar. Aquí no se considera “situación de riesgo” la
híper-acidez estomacal tras los huevos con chistorra que podrían truncar el
sector natación.
9.00h. Charla del uro-triatleta.
Y aquí sí que la
situación es extremadamente similar. Los mismos nervios, el mismo ritual.
Media horita antes
has tenido que entregar tu presentación, vigilando que no se haya olvidado nada.
Se han sustituido los jueces por moderadores que visten como tú y no tocan el
silbato para que abandones rápidamente la cabina de audiovisuales.
Aquí la “meadita”
suele ser en un urinario clásico, a todas luces más higiénico que los
portátiles, pudiéndote incluso lavar las manos.
La salida más
fácil, y aunque hay moderadores muy estrictos, todavía no se ha dado el caso de
la repartición de codazos y “mamporros” por parte de la mesa presidencial. Solo se ha documentado un caso aislado de
rotura de tibia, fruto de la fatal combinación de mocasines nuevos y escalera
resbaladiza al estrado.
Y ya inmerso en la
presentación te das cuenta que la ecuación es muy sencilla, si has
trabajado-luce y si no has entrenado lo suficiente, padeces. Aunque aquí no hay
dolorosas contracturas sino preguntas impertinentes.
9.30h. Punto de corte
Me habían asignado
30 minutos y me he pasado 5…primer aviso, tarjeta amarilla. O apuro o me sacan la roja y la moderadora de turno me
envía a casa sin leer las conclusiones. ¡La próxima vez espabilo y corro más,
que me cierran el control!.
Y llegan las
conclusiones y os garantizo que la sensación es la misma, aunque lo que arde es
la cabeza y no los pies, y por lo tanto, es más fácil bajar escalones de la
grada. En un Tri, cuando has entrenado, llegas agotado, pero la felicidad te
embarga. Aquí la descarga de endorfinas no es tan intensa y por lo tanto, la
sensación no es a todas luces tan placentera, pero llegas a tener la sensación
agradable del trabajo bien realizado.
11h Pausa-café. Fin de la Sesión
¡Se acabó!...¿Dónde
está mi medalla de Finisher?...¡ahhhhh, no hay!.... me acaban de entregar un
diploma acreditativo…lleva mi nombre, si, pero sin tiempos ni clasificaciones.
¿Así como se si he presentado mejor que mis compañeros de sesión?.
Y de nuevo, salgo
perdiendo en la comparativa congreso-triatlon.¡SIN CERVEZA!. aquí no hay
chiringuito con cervezas, como mucho un cafetito… ¡mal!...¡¡muy mal!!.....y
aunque hacía calor y estoy sudado, no considero apropiado quitarme la
chaqueta-camisa y andar con el torso descubierto por el auditorio, hecho que no
estaría mal visto en el zona post-meta.
Reflexión final
Con esta
mini-crónica no he querido en ningún momento alardear de mi trabajo.
Simplemente he querido reflejar una situación compartida por muchos de
nosotros, en la que el triatlón poco a poco ha ido calando en nuestras vidas y
se ha hecho parte indisoluble de las mismas. Han pasado unos meses desde mi
pseudo-fiasco de Lanzarote, mi estado de forma ha decaído progresivamente y siento
la imperiosa necesidad de volver a la competición (siempre a mi nivel, por
supuesto) y compartir esos mágicos momentos con mis amigos de la Sección.
Un abrazo