martes, 6 de marzo de 2012

LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ: CRÓNICA DE MI EXPERIENCIA EN EL VALENCIA LD


(por Toni de Gregorio)
 Desde el domingo en la T2 ando algo desconcertado. Es cierto, mi premeditada intención de abandonar en el Valencia LD tras el segmento ciclista, me generó en el momento de la decisión, un colapso mental que incluso me impidió durante unos minutos acertar a encontrar mi ubicación para colgar la bici y dar por concluida mi participación en esta competición. Esto y el hecho de tratar de salir dignamente de boxes, perfectamente “maqueado”, no sin antes despedirme educadamente de una afable voluntaria que todavía se reía de mi despiste a la hora de dejar mi flamante bici, dio al traste con mi aceptable parcial en el segmento ciclista de 3h. 9m. que se transformó en 3h.29m. al pasar por la alfombrilla: espectacular transición la mia !!!!.

A lo largo de mi vida, sólo había abandonado otra vez (lo de no encontrar mi sitio en boxes, reconozco que alguna vez mas), y al igual que en esta ocasión, de regreso a la competición tras un periodo de recuperación. Para este triatlón había tratado de prepararme pero desde hace algo más de un mes me di cuenta que trataba de recuperar más deprisa de lo que mi cuerpo podía y que la temprana fecha de la competición me imposibilitaba estar a punto para la cita. Es evidente que cuando uno quiere conseguir su objetivo ante todo debe ser paciente aunque siempre queremos ir lo más rápido posible en todo.

No me siento especialmente bien tras haber dejado escapar una oportunidad de acabar un TRI y menos tratándose de una prueba en casa, ante tus amigos y en la que sólo el hecho de cruzar la meta supone un gran logro de superación personal. El viento no sólo se llevó el tremendo esfuerzo para avanzar sino también mi oportunidad de acabar.

La competición que es la culminación a un largo periodo de entrenamiento en donde siempre está presente el esfuerzo, la voluntad, la constancia, el sacrificio, la renuncia a lo cómodo ó a lo que te apetece en muchos momentos, no siempre te trae la recompensa. Esto me genera cierto sentimiento de decepción. Creo que no conseguir el objetivo que te has marcado ó como en esta ocasión en mi caso, no llegar a meta por la razón que sea (lesión, desfallecimiento, sensación de impotencia,…) incluso tratándose de una decisión premeditada, tiene un punto de amargura para el que realmente ama lo que hace. Pero debo sobreponerme porque creo que este es un análisis cortoplacista que no debe servir para cesar en el empeño de seguir entrenando y perseverando en el intento de estar bien preparado para cuando llegue nuevamente la ocasión.

Y es que el viento no se lo lleva todo. Siempre queda algo. De vuelta a casa, después de ver llegar a meta a casi todos “los nuestros” y haberles jaleado en un intento de empujarlos hacía la meta, consciente -como nunca- de que lo que estaban intentando era digno de toda mi admiración, pensé que mientras había estado en competición había disfrutado, …. las sensaciones previas a la salida, la temida gélida nadada que finalmente no me dejó congelado, el esforzado segmento ciclista en donde el viento (principal protagonista) a tramos trataba de llevarse la ilusión de poder conseguir un buen tiempo ó de sacar una buena media y a tramos te permitía alcanzar una velocidad que parecía que fueras a adelantarlo.

Lo que me queda de esta experiencia, es que resulta absolutamente necesario estar preparado para determinados retos. El sentirte preparado te proporciona la motivación necesaria para intentar conseguirlos, y finalmente las circunstancias y el ambiente que rodea el día de la prueba, te ayudan a tener la determinación de alcanzarlos. Sin preparación no tienes la motivación y sin motivación no encuentras la fuerza de la determinación. Es por tanto imprescindible ser consciente de cómo estás de preparado y actuar consecuentemente para decidir si lo intentas ó si sigues preparándote hasta estar en las condiciones óptimas.

Cuando realmente amas lo que haces, tu mismo te marcas unos niveles de exigencia (que deben ir adaptándose a la edad, disponibilidad para entrenar, …) y si por las circunstancias que sean – en algunos casos imponderables- crees que no vas a alcanzarlos, prefieres prepararte mejor para asegurarte un buen trabajo, en lugar de hacerlo de cualquier forma tan solo para contar ó decir a los demás que lo has hecho.

El viento se llevó mi oportunidad de ser nuevamente finisher pero al llegar a casa si tuve recompensa. Mi chica me felicitó y seguidamente me dijo: por fin has madurado y has hecho lo que debías hacer, disfrutar con lo que tienes y esperar otra oportunidad mejor.

Ahora me preparo para la próxima y a ver si la suerte me acompaña.
Toni de Gregorio


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