lunes, 30 de septiembre de 2013

CRÓNICA DE LA MARCHA DEL COCODRILO


por Iñaki Rodríguez           
     
Me levanto pronto por la mañana y como un zombi voy a la cocina a echar algo al cuerpo. El gato me mira con cara divertida y piensa: Qué tonto este madrugando tanto, con lo bien que se está sin hacer nada.
Aparco en la estación de tren de Estivella rodeado de Correcas con su equipación naranja bien reluciente, cualquiera que nos vea a estas horas pensara como poco que estamos un poco chalados, pero a nosotros nos gusta, es parte de los valores del triatlón y además tenemos una buena causa: Se celebra la famosísima “Marcha del Cocodrilo”, uno de los eventos triatléticos marcados en rojo en el calendario de cualquier miembro de nuestra sección!

Posamos guapos para las fotos de rigor y comenzamos la marcha, neutralizada eso sí, contándonos las últimas batallitas del final de verano, y es que a todo Correca le gusta explayarse en su múltiples aventuras deportivo-familiares.

Vamos poco a poco recorriendo en continuo sube y baja la carretera en dirección a Segorbe cuando noto un bajón en la rueda delantera. Me paro y compruebo como he pinchado! Esto no puede ser, siempre dando la nota!! Menos mal que el servicio mecánico del Correcaminos enseguida se hace cargo de la situación y en un periquete cual equipo de Fórmula 1 repara la avería y nos lanza a la caza del grupo principall, así da gusto pinchar je je!

El primer puerto de montaña se acerca y eso se nota en el ambiente. Los Correcas en cabeza comienzan a acelerar y a más de uno se le ve afanado en buscarse una buena posición para comenzar la subida en busca de la gloria que supone ganar en la ascensión a ese compañero que siempre acaba unos segundos delante de ti en las competiciones.

El paisaje es espectacular y el puerto disfrutón, la escasa circulación transmite seguridad  y los numerosos Correcas  dan un punto extra de motivación a la hora de mover las piernas.
Llegamos a la cima y unos cuantos nos animan en el sprint final, le robo la cartera a mi compañero de ascensión en los últimos metros, creo me he ganado el bocata en el Bar Paquita.
Después de reagruparnos nos lanzamos monte abajo en busca de recuperar las fuerzas perdidas. En apenas un momento llegamos a lo que bien se anuncia como “El Paraíso del Ciclista” y es que pocos bares quedan ya como este. Damos todos buena cuenta del almuerzo, aunque algunos disfrutan más de lo recomendable de las bebidas espirituosas servidas en este estupendo bar, seguro que lo pagarán en la siguiente ascensión.

 Continuamos la marcha esta vez de manera más pausada, pesa reciente bocata aunque más de uno aprieta subiendo como si nada, será que son auténticos Correcaminos!
Ya por fin enfilamos la vuelta a casa, otra foto de rigor y marcha neutralizada conversando con amigos y compañeros.

Acabamos el día con susto, Vicente Carles se ha caído. Después de comprobar que todo es ok reanudamos la marcha camino a Estivella en busca de un lugar donde se pueda curar.

Vuelta al coche, la bici al maletero y a despedirse de los compañeros. Arranco el coche, miro el retrovisor y me veo sonriendo… será que hoy ha sido un gran día!

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