sábado, 7 de julio de 2018

Crónica de un debut : David Martinez


4:30 a.m. suena el despertador, sólo he podido dormir 4 horas, ayer me acosté tarde preparando todo para salir con más tranquilidad, cargando la bicicleta en el coche, agua, mochila, material….apenas he dormido repasando mentalmente toda la carrera, son muchas cosas nuevas, que todavía no he interiorizado, no forman parte de mi rutina y tengo que hacer un esfuerzo para no olvidarme de ninguna cosa, ningún detalle que pueda echarlo todo a perder.
Esta semana quise probar sin calcetines la parte de bici y carrera, pienso que agilizaría las transiciones y ganaría unos segundos, Dios, unos segundos, qué profesional!!!… que más me dará a mí unos segundos!. En fin, hice la prueba, resultado: la parte de bici bien, pero acabo con una ampolla en el talón izquierdo en la carrera a pie; ¡Fenomenal! a dos días de la competición, no creo que se me cure, lo que hace que: 1.- Tenga que ponerme, necesariamente calcetines y 2.- Tenga que colocarme además, un apósito en el talón para evitar acabar ensangrentado y con molestias. ¿¿¿No querías ahorrar unos segundos??? pues ¡toma dos tazas!
Desayuno un café con leche y unas tostadas con miel, que no me entran muy bien, porque, la verdad, no suelo desayunar a estas horas.
Me gustaría llegar a Castellón sobre las 6:30 a.m., para ir con tranquilidad, situarme, recoger el dorsal y preparar las cosas.
5:30 a.m. Salgo para Castellón, me queda una hora de camino, no sé cómo he colocado el porta bicis en el portón del coche, pero en cuanto cojo la autovía, mi coche empieza a dar un aviso con un pitido “Llave detectada dentro del vehículo” pues claro… voy yo dentro conduciendo, en fin, no entiendo nada, no le hago ni caso y sigo pensando que se apagará, a los 15 min, el pitido continúa, decido parar en mitad de la autovía y comprobarlo. Aparentemente está todo correcto, no puedo hacer nada, mejor así, el pitido hasta Castellón impedirá dormirme de camino. ¡Madre mía que sueño!
6:40 a.m. Llego a Castellón y decido aparcar unos metros antes de llegar al destino que me marca el GPS del coche, había introducido el Campo de Fútbol de San Pedro, lugar dónde vamos a realizar las transiciones. Empiezo a ver gente con bicicletas.
Tengo dudas de qué hacer, si descargar todo y la bici o ir primero a por el dorsal y regresar de nuevo al coche. Me decido a realizar una inspección del entorno, por si hubiera aparcado muy lejos. Todo correcto, estoy apenas a 500 mts. de la zona de transición y entrega de dorsales. Como se acerca la hora, recojo el dorsal, chip y después vuelvo a por la bici.
Empiezo a ver a compañeros del club, no me extraña, somos más de 30 los que vamos a participar en esta prueba. Reconozco algunas caras y me presento a otras, esto es una gran familia, un buen club. Muy contento de haberme apuntado y muy agradecido de cómo me han acogido.
Una vez recogido el dorsal y chip, primera lección de qué hacer con tanta pegatina. La compañera Yolanda Mir, me dice cómo y dónde hay que colocarlas y cómo hay que entrar en la zona de transición para dejar el material. Desmontado de la bici, casco puesto y abrochado, mochila al hombro y DNI en la mano.
He estado haciendo cuentas y una marca razonable para mi debut, sería bajar de 3 h., en torno a 2 h 50 min., podría estar bien, teniendo en cuenta que nunca antes he hecho las tres disciplinas de forma consecutiva.
Voy a por la bici, ya falta menos de una hora y todavía tengo que preparar todo. Una vez recogido el material y la bici del coche, me acerco a la zona de transiciones. En la entrada, recuerdo lo que me ha comentado la compañera hace unos minutos. Prácticamente todos los compañeros del equipo estamos en la misma zona.
Comparto momentos con los más veteranos que me van dando buenos consejos.
Es curioso, cómo las personas acaban interiorizando las cosas a fuerza de repetirlas y repasarlas mentalmente. Mis compañeros del club así lo han hecho, carrera tras carrera, una y otra vez. Los observo, cómo se preparan, cómo colocan las cosas, lo hacen sin pensar, no dudan, simplemente lo hacen de forma mecánica. Esto no es nada para ellos, los admiro, colocan todo en su sitio de forma ordenada, lección magistral de Fernando López, sobre cómo colocar el material, cómo recogerlo y cómo dejarlo en el momento de la transición.
Coloco la bicicleta mal y me indican cómo hacerlo correctamente. Repaso mentalmente cómo van a ser las transiciones y qué voy a necesitar en cada momento, sin olvidarme de los calcetines y el apósito para el talón, geles, bebida para el sector de bici, portadorsales, visera para correr, casco, gafas… Nos untamos de protector solar y vaselina para las axilas, cada uno las suyas, aunque hay zonas de la espalda a las que no llegamos y nos ayudamos unos a otros, como si fuéramos osos rascándose. Alguien canta “tú me das cremita, yo te doy cremita…” La bicicleta se queda ya en esa zona, junto con el material para la carrera, me cojo las gafas y el gorro que nos da la organización, amarillo con el número de dorsal pintado en él, en mí caso el 94. Me pongo las chanclas y nos dirigimos al guardarropía para dejar la mochila.
Vamos todos en grupo y no paro de preguntar cosas de última hora. Desde el guardarropía hasta la playa, veo que algún compañero, Jorge Gálvez, utiliza la técnica de los calcetines cochambrosos, técnica que yo utilicé en el Camino de Santiago con los calzoncillos y camisetas cochambrosas de “usar y tirar”. Podría ser una buena idea, pero como son pocos metros, en este caso, no es relevante, pero tomo nota para la próxima ocasión.
Foto de grupo, marea de Correcas, el naranja color predominante en la prueba. Ya en la playa, primeros nervios y especulación con el recorrido, desconocía que nos podían hacer salir del agua y así es el recorrido, dos boyas en paralelo a línea de costa – orilla y otra vez a buscar la primera boya en diagonal dibujando una U y un triángulo en el mar.
Gálvez me da otra lección sobre el chip. Yo había observado que todos los compañeros lo llevaban en el pie izquierdo, pero yo cómo debía colocarme el apósito, en algún momento en el tobillo, decidí poner el chip en el derecho, para no entorpecer la colocación, me aconseja hacer lo que la mayoría,… por algo será, para evitar posibles roces del chip con el plato del cambio, otra buena idea.


7:55 a.m., a 5 min. de que dé comienzo la carrera, ya nos colocamos al borde de la entrada , últimas risas entre los compañeros, pasamos a la zona de entrada, al borde de la orilla y en este momento nos aclaran cuál es efectivamente el recorrido.
Dan la salida!!! Ya no puedo pensar en nada más que en nadar. “Debutas en Triatlón y es Olímpico David, no sabemos lo que te vas a encontrar, echa el freno y ve tranquilo”, Me voy repitiendo en todo momento.
Hay bastantes olas en la orilla, mar movido, agua turbia y fuerte olor a gasoil, en los primeros metros. Me cuesta nadar, coger ritmo, las olas son fuertes y grandes, me golpeo con un nadador a mi derecha, rectifico la trayectoria y me doy con otro a mi izquierda, esta va ser la tónica hasta al menos la segunda boya, que el pelotón se va distanciando, ya estaba sobre aviso de que esto iba a ser más o menos así, en cada salida a respirar, veo a alguno del equipo, me tranquiliza y me sirve de referencia. Veo la 1ª boya cada vez más cerca, llegamos e intento dar la curva separado a ella, para evitar más aglomeraciones, pero me es imposible y me meto en el meollo. Veo a un nadador delante de mí que es arrollado, “Oye, oye, oye ,oyyggggaiiggintenta gritar, ya hundido; hay que andarse con ojo y no despistarse. Como ya me había contado algún compañero, que le dejaron sin gorro y sin gafas en una competición. O te haces respetar o te hunden… más o menos, cómo en la vida misma.
El recorrido se me hace cómodo, voy más o menos tranquilo, conteniéndome en todo momento. 2ª boya, sin problemas, y nos dirigimos hacia la orilla, siempre al resguardo de alguien del equipo. Cuesta salir del agua por la fuerte corriente de resaca. Nado todo lo que puedo, hasta que veo a un compañero que empieza a caminar, aprovecho el impulso de una ola, para salir y ponerme de pie. Salgo de la orilla, bordeamos una valla y volvemos en diagonal hacia la primera boya. Todo va bien, segunda vuelta mejor, ya conozco el camino y voy más tranquilo, ya he calentado, hago la 2ª parte algo mejor, tragaco de agua con gasoil, a vuestra salud!!!
Termino el sector de agua, miro el reloj 30 min, contento, más rápido de lo que me esperaba, pero ahora pienso…¿me tengo que subir a la bici ahora???? Me noto un poco cansado, llegamos a la zona de transición, un campo de fútbol. Vamos descalzos y los trozos de caucho del césped artificial se van pegando en los pies, y ¿ahora qué? ¿me rozarán? ¿me paro a quitarlos? ¡Paso!, me doy una sacudida con las manos, que apenas sirve para algo, me pongo los calcetines con tropezones de caucho, las calas de la bici, me coloco el apósito en el talón, tomo un gel, bebo agua, me echaría una siesta pero no es plan, me abrocho el casco, porta dorsal hacia atrás, cojo la bici y vamos para allá.
Empiezo la aventura de la bici, entro y salgo yo sólo de mi equipo de la zona de transición, algo extraño ya que somos muchos. No veo a nadie, delante de mí hay dos corredores más y me uno a ellos; Les propongo darnos relevos y me dice uno de ellos con cara de perro “Pero estas loco, quieres que nos reventemos, ¡tenemos que esperar a que lleguen!!! Pienso “¿Pero a que llegue quién???? ¿Una ambulancia????”, vale David, ahora a callar, pedalear y a esperar”…. a los pocos minutos oigo que me dicen, “Prepárate que ya están aquí!!!” Esto parece una peli de extraterrestres o zombies, me giro y veo a 6 ciclistas, en fila india, como un tren de alta velocidad, empiezo a darle a los pedales a tope, y en cuanto nos rebasan nos enganchamos. Me recuerda las escena esas en las pelis, cuando el protagonista intenta subir a un tren y empieza a correr a toda prisa, hasta que alcanza una velocidad considerable y decide dar un gran salto dentro.
Nos enganchamos, esto es lo que en términos ciclistas se conoce cómo “ir a rueda” que prácticamente es ir tocándote los… kiwis. Me quedo el último y me dejo llevar, al cabo de unos minutos, apenas he pedaleado, cómo estoy fresco, se me ocurre ir adelantando hasta llegar a las primera posiciones, decido ponerme en cabeza y tirar un poco, al cabo de 27 segundos, me adelantan, todos…. Zas! Otra más…. “David: callar, pedalear y dejarse llevar”me vuelvo a quedar el último del grupo y esta vez me quedo aquí a verlas venir. Vamos bastante bien, veo en el cuentakilómetros velocidades que nunca antes había llevado, 38/40/42 sin apenas pedalear, es increíble. La marcha se hace cómoda, salvo los giros, en los que el grupo aprieta algo más a la salida de ellos, esto hace que esté alerta al aproximarme a giros o rotondas, los puedo aguantar. Todo bien hasta la 3ª vuelta, el grupo se ha ido haciendo cada vez más grande. Viene un grupo por detrás, con dos Correcas, me parece leer sus apellidos en el tritraje, Clérigues y Gálvez , se ponen a la cabeza del que voy yo. Creo que no me han visto y no me extraña, aquí voy agazapado, como una hiena, sin hacer ruido. Continúo sin problemas y sin forzar, pensando en la última parte, decido tomarme un 2º gel, estos no los había probado antes, están muy empalagosos, necesito beber agua.
Nos aproximamos a la zona de transiciones, veo que los compañeros que van delante, empiezan a desabrocharse las calas e incluso a descalzarse y apoyan sus pies encima de los pedales con zapatillas, qué profesionales!, yo aguanto hasta el final y cuando veo que el que va delante mía se baja, lo hago yo también, pero oigo una voz que grita “Dorsal 94 ha de bajarse antes de la líneaMe sale del alma: “Disculpas, pero tranquilo que no voy a ganar” otra cagada de novato.
Hay que bajarse de la bicicleta antes de una línea de marcación, que está antes de llegar a la entrada de la zona de transición. La verdad es que lo sabía, pero cómo estaba tan concentrado fijándome en los compañeros de delante se me había pasado.
Segunda transición, desmonto de la bici y entro a la zona de transición, esta vez me rio del caucho porque llevo las calas. Conforme me acerco, veo que todas las bicicletas de mis compañeros están en su sitio, con lo cual, ya están corriendo, dejo la bici, me quito el casco, cambio de calzado, me doy la vuelta al dorsal, cojo un gel para lo que pueda venir y la visera para el sol.
He terminado bien el sector de bicicleta, en torno a 1 hora, bastante más rápido de lo que yo había calculado, de momento estoy mejorando mis previsiones, aunque ahora me queda la parte que más sufro, la carrera a pie.
Decido ir contenido, es largo y no quiero que se me atragante, no quiero mirar el reloj, ahora lo único que me preocupa es acabar con buenas sensaciones, según me encuentre, había calculado a ir sobre 5 min/km., que es un ritmo cómodo para mí, me noto las piernas cómo palos, algo extrañas después de la bici, pero me responden bien. Tal y como en la primera transición, entro y salgo sólo de mi equipo, no veo a ningún compañero, empieza la carrera, nos encaminan hacia el paseo de la playa.
El circuito de carrera es un recorrido sobre 1.100 mts. lineales por todo el paseo de la playa, con zonas de firme de piedra y otras de pasarelas de madera que hace más incómoda la pisada, haciendo giros de 360º con lo que forman vueltas sobre 2.200. Debemos dar 4 vueltas a este recorrido, para hacer un total sobre 9 km, un 1 km menos de lo que me esperaba y que no sabría hasta el final, GRATISSIMA NOTIZIE!!!


Primer km. Me avisa el reloj, lo miro por curiosidad aunque me había propuesto no hacerlo, 4’44”/km, más rápido para lo que yo esperaba y quería. Decido bajar el ritmo, por lo que pueda llegar, no quiero que se me haga largo. Segundo km, vuelvo a caer en la tentación y me asomo al reloj al notar la vibración en mi muñeca, 4’48”, he bajado el ritmo pero no mucho, me encuentro bien, pero esto acaba de empezar, prefiero no confiarme y decido seguir con el plan establecido.
Voy cruzándome con los compañeros en un vaivén de ida y vuelta, adelanto a alguno y me adelantan, incluso me doblan otros. El recorrido se hace muy monótono, tenemos sólo dos alicientes en él, la parte dónde dan las botellas de agua, y la zona dónde está Mónica, la mujer de Julio Torres, encargada de hacer las fotos para los del equipo, y en la que debemos poner nuestra mejor pose, jejeje,
Van pasando los km y voy contando las vueltas, que se me hace menos cansino, la llegada a la meta me anima, pienso una y otra vez, “mi primer triatlón, me encuentro bien y lo voy a terminar
A punto de finalizar el km 9 y de vuelta a la zona de giro, nos reconducen hacia la zona de transición, calculo que faltará entonces un km más, pero al cabo de unos metros, a lo lejos veo la entrada a meta ¡Genial!!!! Qué alegría, 1 de Julio, estamos ya en rebajas y nos han descontado 1 km.
Hacía mucho tiempo que no terminaba una carrera así, y además con esa alegría añadida del recorte en la carrera. Es mi primera competición desde que hice el maratón el pasado mes de Noviembre, desde entonces no había vuelto a participar en ninguna. Y no recuerdo antes haber terminado una carrera tan entero y contento. Desde luego, el hecho de haber sido conservador me ha ayudado mucho, de ir con el freno puesto, concentrado en no vaciarme, en disfrutar, en vivirlo, yo que soy de los de salir a lo loco y me voy desinflando después…me ha servido de experiencia, algo que he sabido siempre y que nunca lo he hecho, ir de menos a más.
¡Esto es Triatlón!!!! Es deporte, es sacrificio, compañerismo, pero por encima de todo disfrutar y pasarlo bien.
Quiero agradecer a todos los compañeros que han tenido la paciencia de ayudarme, aconsejarme y responder a mis preguntas de principiante, por muy tontas que fueran, de verdad muy agradecido.
Y también a Dani Casterá, Javi y Pakito que me han iniciado en la bicicleta, una parte totalmente desconocida para mí hace apenas tres meses.
PD: al final hice un tiempo de 2 horas 21 min, pero esto es lo de menos!!!



No hay comentarios:

Publicar un comentario